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La oficina siniestra

Andrés el porquero

   Hoy se ha notado el cambio de hora, cuando llegué a la oficina aún estaba oscuro y, no sé si será cosa mía, la gente con la que me cruzaban semejaban, por sus lentos movimientos, zombis recién salidos de sus tumbas. A las nueve, un día más, abrimos al público y ya estaba esperando con cara de pocos amigos Andrés el porquero.

   Andrés es un pensionista irascible y malencarado que siempre viene con ganas de formar jaleo a la oficina e insultar a quien se le ponga por delante. Le dicen el porquero, porque aún que yo lo he conocido siempre de pensionista, debió tener en algún tiempo cerdos o tal vez sea porque el olor, después de tantos años que los dejó, le sigue acompañando. Su hijo Andresito, de cerca de cuarenta años, es una joya que alterna las temporadas en la cárcel con la estancia en casa de su padre. Para el padre su hijo, un chorizo que si te descuida te deja sin los zapatos, es un pedazo de pan y la sociedad, en general, una maltratadora.

   Me adelanté a Alberto, ya que éste y su nula paciencia, podrían ocasionar una batalla campal en cuanto hablara con Andrés.  Éste se me acercó muy educadamente deseándome los buenos días, a los que respondí gratamente sorprendido. Luego, en la misma línea de educación, me dijo si, por favor, le podía escribir un escrito, que él me iba dictar, para llevárselo al juzgado. Me puse frente al procesador de texto y él empezó a dictarme:

"Señor Juez del juzgado, Andrés Calamacho padre de Andrés Calamacho, le escribe la presente para indicarle que no está nada de acuerdo con que lo haya tenido que citar en su juzgado. Todo ha sido por culpa del Gabino, el desgraciado municipal ése que le tiene manía a mi Andresito desde que mi hijo le dio un sopapo en el colegio. Así que le advierto...

 Mis dedos se detuvieron sobre el teclado, mientras Andrés seguía.

que como insista en que vaya por allí, no me extrañaría que su cacho de BMW tuviera algo más que unos simples rayones. Ya me está resultando algo pesado y obsesionado con tanto citar a mi hijo, aunque la vez pasada la tomó conmigo, porque le dije un par de verdades bien merecidas y me mandó tres días al calabozo. Pero tranquilo que esta vez no pasará eso porque unos amigos me van acompañar y como se me ponga borde, no van a dejarle una mesa sana en su oficina..."

-¿Qué pasa?- me dijo el porquero, cuando veía que no escribía nada.

Con el pie quité el enchufe del PC y éste se apagó. Lo siento se ha estropeado- le dije. El porquero, contrariado y protestando por lo bajini, de lo malo que son los ordenadores se fue a otro sitio a que le escribieran la carta. Yo preferí arriesgarme a que le pasara algo al disco duro, por el súbito desenchufe, que acabar esa tarde compartiendo calabozo con Andrés y Andresito.

2 comentarios

abril -

Procura llevarte bien con el porquero, pues la integridad del caucho de tu automovil corre peligro.
Ja,ja,ja...
Luego ira pregonando que se cometen injusticias con el.
Mil besos.

Clooney -

Un lunes realmente esperanzador... Tu clientela te pone en bastantes aprietos, por lo que veo...