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La oficina siniestra

Una misión especial

      Una mañana me llamó el Director: atento Generoso que acabáis de ser nombrado para una misión especial. Es la única minúscula oficina de toda España elegida para hacer de prototipo administrativo en la regulación de inmigrantes. Al día siguiente un enorme dossier me llegó con todas las instrucciones del proceso. Estuve encerrado en la oficina hasta las tres de la mañana imbuyéndome de todo aquello. Al día siguiente convoqué una reunión de las fuerzas vivas de la oficina, Alberto había ido a Correos y Eduardo se había dormido una vez más, así que sólo fue con Olga en un tête a tête o al menos eso quise imaginar. Ahora que me senté cerca...¡qué bien olía la joía!

     Aterrizando, entre los dos decidimos como sería todo el procedimiento que habría que aplicar el lunes siguiente y así se lo conté breve y simplemente a Alberto y Eduardo. Éste puso la misma cara que si le hubiera dicho que tendríamos una visita de la plana mayor de Marte. El lunes todos llegamos muy temprano, incluso Eduardo. Alberto, acorde con las circunstancias, había desempolvado un uniforme de ordenanza de su primera época que contenía más galones que la bocamanga de un almirante. No se podía mover demasiado porque le estaba un poco justillo, se ve que la buena vida le había engordado. Eduardo sentado en su mesa con cara de interesante optó por guardar las pajaritas de papel en el cajón,no quedaban muy bonitas sobre la mesa. Olga parecía que estaba esperando que en el proceso de inmigración llegara algún queje árabe. Se había puesto un vestido enormente ceñido por abajo que se abría por arriba, como una flor, pero no eran un par de pétalos precisamente lo que quedaban prácticamente al descubierto. Me costó separar la vista de aquellas "verdades" de Olga y me fui al despacho.

     En el despacho había montado yo mi centro de operaciones, tenía un monitor de televisión conectado con las cámaras de la televisión local que estaban grabando para tomar constancia de tan importante noticia para el pueblo, luego cederían las imágenes a las emisoras nacionales. Desde las nueve no separé la vista de la pantalla imaginando que llegaría gentes de distintos tipos y razas que vivían en la comarca. Pero a las diez y media no había entrado nadie. La cámara enfocaba un jardín vacío, Olga atuzándose, Alberto firme contra la pared sin mover una ceja y Eduardo perplejo con un sudoku pensando que era un crucigrama un poco extraño. A las doce seguía sin aparecer nadie. Cuando a las doce y media... me di cuenta de algo! En uno de los barridos exteriores de la cámara se detuvo en la verja de entrada y pude ver con claridad ¡el candado puesto!

     Salí corriendo del despacho a hablar con Alberto quien me dijo que con el uniforme tan elegante no iba a abrir el candado para mancharse el lustre de los zapatos y que le había dado las llaves a Eduardo, éste repuso que entendió que había que abrir la puerta de entrada pero que nada sabía de aquel candado. ¡Cómo iba a entrar nadie si el candado estaba cerrado a cal y canto! Abrimos finalmente y entraron cinco en el resto de la mañana, cuatro de ellos equivocados, pensando que allí se repartían bolsas de comida para inmigrantes. El Director me llamó al final de la mañana para saber cómo había ido todo. Le dije que la experiencia de "maravillas" y que ya le mandaría un pequeño documental.

     Lo que sí me salió caro fue toda aquella parafernalia porque tuve que sobornar con una mariscada al director de la televisión local para que suprimiera en el documental las imágenes del candado cerrado y cambiara las horas de llegada de los distintos inmigrantes. ¡Nunca más experiencias de éstas!

4 comentarios

abril -

Buaaaaaaaaaa!!!
Llorando me tienes, uno de mis blogs favoritos, completamente abandonado.
Buaaaaaaaaaaaaaaaa!!!

abril -

Me parece que la mision especial fue tan nefasta, que te has quedado sin trabajo.

abril -

Me vuelvo a quedar con las ganas, OTRA VEZ!!!

abril -

Ay Generoso.
Tanto esfuerzo marchitado por tus compañeros y Olga sin poder lucirse lo suficiente.
Tienes que encargarte de todo personalmente, sino ya ves lo que pasa.
Mil besos.